sábado, 2 de abril de 2016

De profesión, sisador de zurullos...

Tras 4 meses trabajando duramente en Burger King Spain, el mayor franquiciado del mundo de la marca, mi etapa de aprendizaje a llegado a su fin. Han sido unas semanas de mucho esfuerzo y gran valor didáctico, de la que me gustaría compartir todo lo positivo que he aprendido de un experiencia de la que pienso debería participar todo el mundo alguna vez en su vida, pues te enseña a valorar el esfuerzo y la dureza que cuesta generar un solo €uro para tu bolsillo. 

Tengo que agradecer a todos mi compañeros todo lo aprendido, y sobretodo, pedirles disculpas por las veces que les he podido sacar de quicio. Convivir con alguien con ideas nuevas, y su propia manera de pensar, no es nada fácil en un negocio tan encorsetado y rígido como este. A todos ella@s, mi más profundo reconocimiento, y mi admiración. Creo sinceramente, que se les debería homenajear con un monumento, pues trabajar todos los meses tan duramente, y sin librar ni un fin de semana, ni festivo por una nónima de 360€/mes. Es un reconocimiento, que la Sociedad les debemos.

Al principio, creo que estaban algo susceptibles, por si era "el jefe infiltrado". Pasadas un par de semanas, en cuanto se dieron cuenta, en palabras de un compañero "que tu treballes massa per a ser el jefe", ya empezaron a tratarme como uno más, lo cual agradezco profundamente, pues es la única manera de entender todo lo que sucede en un restaurante de Fast Food, tanto lo bueno, como lo malo. La gestión del personal es la clave, sin lugar a duda alguna, pues las motos, las freidoras, o la máquina del helado, son las mismas en cualquier local, no así las ventas, que dependen de la ubicación, y de la experiencia del cliente. Solo entendiendo la historia y las motivaciones de cada uno de los que trabaja allí, puedes llegar a comprender por qué alguien funciona o por qué no, y como influye la increíble rotación del personal en las colas, y por ende, en la calidad del servicio. En cuatro meses, he visto desfilar a más de 10 personas, en una plantilla de 18, incluyendo refuerzos, bajas voluntarias directamente a la oficina del Inem, o compañeros que no acaban ni su turno el mismo día, de lo quemados que están. La verdad es que al final te acostumbras a llegar a trabajar y no saber ni quien está a tu lado en la caja, eso sí, intentas no tenerla abierta mucho tiempo ante el compañero "desconocido", no sea que te vaya a faltar dinero, y luego te toque ponerlo de tu bolsillo...

Hay historias personales y familiares detrás de cada "gorrilla" que me han llegado a conmover, algunas me ha costado llegar a comprenderlas, y me ha servido para poder entender como se libera la tensión en los momentos de gran estrés que genera las cargas de trabajo en hora punta, que pueden desembocar en gritos y ataques de histeria. En un primer momento te puedes contagiar y dejar llevar por la adrenalina, no obstante, si recapacitas, llegas a comprender la situación, y bien gestionado, esto hace crecer tu inteligencia emocional. No es nada fácil, ahora si lo consigues, te garantizo que el aprendizaje no tiene precio.

Ya he comentado la importancia que debería tener la experiencia del Fast Food en el curriculum de todos los jóvenes. En Estado Unidos, una gran mayoría trabaja en este tipo de establecimientos mientras cursan sus estudios (aproximadamente un 80%). Quizás por ello, sepan valorar el esfuerzo y el sudor que supone ganar un solo €uro con el sudor de tu frente, o quizás por ello estén más acostumbrados a dejar propinas, a aquellos que te llevan las Burgers a domicilio en moto, ya sea lloviendo, nevando, o con un viento huracanado que te obliga a tomar las curvas como el mismísimo Valentino Rossi, eso si, con menor recompensa final. También te enseña a valorar cuando consigues un trabajo mejor remunerado, o simplemente, un horario que te permite ir al cine los fines de semana, o librar el día de Navidad para estar con tu familia. Sin duda, aprendizajes de la Universidad de la Vida, que no se pagan con dinero....

Sobre las condiciones podría escribir un libro, aunque creo que basta con mencionar que los 4,91€ a la hora son una buena excusa para poder hacerse una idea de que a los trabajadores no les faltan motivos para despotricar de la empresa. A su favor, tengo que decir, que nunca oí a nadie quejarse de esto, más que irónicamente, pues lo que realmente les motivaba no era el dinero, sino unas condiciones que les permitiera descansar el fin de semana, poder estar más tiempo compaginando la vida familiar o laboral, o simplemente, obtener alguna felicitación o gratificación verbal, las cuales no se prodigan demasiado en el negocio. 



Protestas de trabajadores de McDonald's por su bajo sueldo. (Reuters)


Atrás quedaron las reuniones de motivación, donde más que motivar, se desmotivaba a los empleados, con frases maravillosamente aduladoras como: "teneis que vender más u os vamos a degradar", "solo sois números para la empresa", "no se os va a pagar más" u "os quitaremos el derecho a comer", frase que doy fe, más tarde se cumplió. Jamás oí en una de esas reuniones, felicitar al personal cuando se consigue estar entre los repartidores más rápidos de España, o cuando se consigue un 200% sobre objetivos de venta aumentada. A mi juicio, un gran error...

En este sentido, pienso que hay mucho margen de mejora, pues con una correcta gestión de las personas, y animándoles a hacer mejor lo que ya saben hacer, se consiguen resultados mucho mejores, y al final, eso se nota en los números de ventas, y al fin y al cabo, en los €uros, que es lo que le importa a la empresa.


También me gustaría comentar recordar mi experiencia mística del penúltimo día. Eran las 23:27, a escasos tres minutos de acabar mi interminable jornada laboral de Semana Santa, cuando la encargada del turno me manda a limpiar los excusados, en mis últimos 2 minutos y pico. Resignado, asiento con la cabeza, con el find e evitar una nueva bronca y me dirijo a ellos armados con mi fregona, toneladas de lejía y unos guantes, que para mi pesar, solo llegan hasta la muñeca. Llegado al de caballeros, me encuentro con un ser inerte, marronuzco, de fetídisimo olor y esperando a mi llegada, como agua de mayo. Al parece, a alguien le había sentado mal el picante de la nueva Long Nachos, y ni siquiera le había dado tiempo a levantar la tapa del inodoro... En ese momento toda tu vida pasa ante tus ojos, y te haces cientos de preguntas mientras intentas contener las arcadas generadas por el olor de la descomposición: "¿por qué a mí?, ¿qué he hecho para merecer esto? ¿ha valido la pena estudiar tanto? ¿me pagan suficiente para esto?. Tenía dos opciones, tomar las de Villadiego, y no volver jamás, perdiendo los generosos honorarios correspondientes a un día de trabajo, o cargarme de valor, contener la respiración, y abordar semejante zurullo con el valor de un san-ryu Nippon Hei (soldado japonés de la IIWW), dispuesto a perder la vida en la misión, si era necesario. En mi caso opté por la segunda opción, y he de decir, que a posteriori, comentándolo con mis compañeros, pude reírme bastante con las anécdotas que ellos mismos me contaron, como tener que recoger cosas muy íntimas de los aseos de las mujeres a la mañana siguiente, o encontrar un regalillo zurullil a la puerta del restaurante nada más abrir...

No quiero terminar sin mencionar la tremenda satisfacción que produce cuando atiendes de la mejor manera a un cliente, y este te demuestra su agradecimiento, una de las mayores alegría que puede reportar este negocio. Hubo un caso de un hombre con su familia, que entró apurado a pedir ayuda porque no le arrancaba el coche, y tuve que salir a empujarlo en medio de una lluvia torrencial. Desde entonces, ha vuelto todas las semanas, y se ha convertido en uno de los mejores clientes del restaurante. Sin duda, para mí, una de las mejores lecciones que me llevo.

En fin, estoy convencido que esta experiencia va a ser enormemente positiva en los futuros éxitos que pueda tener, y en la nueva etapa que sea abre ante mí ahora mismo. Es por ello que quiero dar las gracias a todos aquellos que me ayudaron a escribir otra página más de esta bonita historia, que es la vida:

Gracias a:

Raúl
Ángel
Juan Carlos
Neus
Fer
Yeison Valderrama.
Mayte
Luis
Sonia
Ana
Nadia
Ainhoa
Pablo
Maria José
Marcos
Fini
David Telepizza (que bonito es hacer amigos repartiendo por Cullera la Nuite)
Margarita
Rose
Silvia
Maxi
Antonio
Sergio
Víctor el Amo
Araceli
Guaya
Alex
Eduardo
Carol
Amparito
A todos los clientes que lo hacen posible, tanto a los que se retiran la bandeja, como a los que no
A todos los proveedores
Al autónomo del mantenimiento
A QuickMeals Ibérica S.L. (Ahora BKSpain), por financiarme este periodo de formación

P.D. A última hora, la editorial ha considerado oportuno retirar la fotografía el excremento, por una menos escatológica, por razones de copyright.